05 octubre 2011

De TraduActores tras bambalinas...

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El "detrás de escena" de una traducción literaria 




(Y aprender que no todos los caminos conducen a Jane)

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 I Aventura
Contactar a Emily Auerbach

     La primera vez que me topé con el ensayo de Emily Auerbach (Prof. de Lengua y Literatura de la Universidad de Wisconsin-Madison, E.E.U.U) fue en la web, y confieso que por aquel entonces no lo leí. Apenas le eché un vistazo, lo archivé en mi carpeta y más tarde lo imprimí.


     Pasaron días hasta que recordé mi asignatura pendiente, pero después,  mientras cuando lo empecé a leer, la adrenalina iba en aumento: mi fascinación por la tesis argumental del texto, el estilo y el modo en que la autora había logrado dar carácter casi científico a un punto de vista propio y, no obstante, verosímil me llevaron casi a ciegas hasta la computadora; sin abrir ningún diccionario, empecé a traducirlo.

     Como un director que queda cautivado ante la primera lectura —nada sagaz— de un guión cinematográfico, tuve el presentimiento espontáneo y quizá un tanto egocéntrico de que estaba teniendo contacto con un cristal, con un espejo, con mi sombra: ya el tema había sido, desde siempre, mi tema; la autora que había tomado Auerbach era también mi autora, su crítica se emparentaba con mi forma de ensayar la argumentación en crítica literaria: Jane Austen parecía ser su primera fuente de inspiración y, por qué no, de filosofía de vida.


     A medida que me adentraba en el ensayo de Auerbach (“Un tabernero adentrándose en el Reino del Cielo”: ¿Es verdad que Mark Twain odiaba a Jane Austen?) empecé a sentir una curiosidad insaciable. Tenía que traducirlo, ¡tenía que traducirlo!


     Así fue que la traducción se tornó trabajo y el trabajo duró un par de meses largos, entre estudios, trabajo remunerado y más estudios. Ya no recuerdo con exactitud cuándo empecé a traducir a conciencia. Pensé en armar un diario de traducciones (me encanta llevar un registro informal de mi trabajo), pero la verdad es que todo se dio tan rápidamente y a la vez tan a la larga que no tuve tiempo de registrar el día exacto en que comencé a traducir este ensayo.


     Mi casilla de correo virtual me dice que contacté a Emily Auerbach por primera vez el 19 de julio del presente año a las seis y cuarto de la tarde. Lo hice (de esto sí lleva un registro mi memoria) sin tener en mi haber más que el paradero de su nombre y apellido y una dirección de correo electrónico posiblemente desactualizada. Al comenzar a investigar, había tenido la suerte de descubrir que su dirección de contacto estaba disponible en aquel medio que nos une a todos y pondera y repondera la globalización.


     La respuesta de la autora tardó casi un mes en llegar, pero cuando llegó y la leí, quedé en un trance de miles de kilómetros por encima de la superficie de la Tierra. Auerbach fue más que concisa pero honesta: para concederme el permiso de traducir su ensayo sobre Mark Twain tendría que consultar con la editorial responsable del libro en el que se había publicado su texto. Un tiempo más tarde me cedieron los derechos necesarios para que pudiera publicar mi traducción en el blog.


     Ahora bien, al contrario de lo que se pueda suponer, el ensayo en cuestión no se trata de un artículo sobre alguna obra de Jane Austen en particular ni de cómo hay determinados patrones ficticios que se repiten en las seis novelas, así como en la vida privada de Austen. Precisamente fue por la originalidad del tema y, en gran medida, el estilo crítico de la autora que decidí que el ensayo merecía una traducción. Una de mis primeras impresiones al respecto fue que "Hay que tener coraje para sospechar de las palabras de Mark Twain cuando el tipo suena tan contundente en su crítica hacia Jane Austen". Y Auerbach lo hizo, criticó la crítica de Twain sobre Jane Austen. Yo quería participar, quería traducir el ensayo de un ensayo de un autor sobre una autora, mi autora.

II Aventura 
Barkpeer y el problema que no debió ser un problema

Mark Twain, 1835-1910
Life on the Mississippi.
Boston: James R. Osgood and Company, 1883
     En cuanto a los famosos "problemas de traducción", hubo varios: desde palabras que uno como ser humano tiene el derecho a desconocer (¡y la obligación, como traductor, de conocer cuanto antes!), hasta incontables casos de alusiones y ejemplos de intertextualidad que me llevaron a confeccionar un listado de 67 (sí, sesenta y siete) notas a final del texto para dar cuenta de las fuentes. Al no poder acceder a las notas originales de la autora, recorrí el camino que ella seguramente tuvo que hacer (o al menos gran parte de él) en una búsqueda interminable por rastrear las fuentes de las incontables citas que dan ritmo, calidez y un toque de gracia al ensayo. Vi videos, escuché canciones, aprendí más de lo que esperaba y disfruté muchísimo de poder reencontrarme con fragmentos de las cartas de Jane Austen, traducir párrafos ya traducidos de La abadía de Northanger y hasta conocer las ingeniosas "ofensas" de Mark Twain contra mi autora. 

     Ya que no quisiera aburrir al lector ni a mí ni a Jane (ella está leyendo con una intérprete de inglés/español al lado, estoy segura), me centraré en una sola cuestión que me acompañó durante un largo tiempo y que finalmente se resolvió casi por sí sola, a medida que yo misma iba traduciendo el ensayo. 

     Por un lado, como se puede leer en el título, Un tabernero adentrándose en el Reino del Cielo [...], opté por el gerundio para mantener la sensación de simultaneidad y no quebrar la imagen visual del "entrando" con un "que entra" o un "que se adentra en...".  Por otro lado, me resultaba un poco extraño al principio pensar en la figura de un tabernero. ¿Un tabernero? ¿Era eso lo que Twain quería decir con "barkeeper"?

     Al principio pensé, "No puede ser". Busqué en varios diccionarios y las traducciones sugeridas eran siempre las mismas para "barkeeper", "cantinero", "camarero" y, a veces, "tabernero". Busqué en Google Images la palabra "barkeeper" para confirmar que el "barkeeper" significado de Google coincidía con mi "barkeeper" significado personal. Los resultados ofrecían, en efecto, una variedad de imágenes de taberneros, dueños de tabernas o cantinas con bigotes largos, algunos con pelo canoso, el delantalcito medio sucio, la barra tapándoles el cuerpo regordete de la cintura para abajo y un vaso de cerveza en la mano en ademán de ofrecimiento. 

     Se trataba de los típicos dueños de las tabernas a las que entran los cowboys en las películas yanquis del Lejano Oeste o de vaqueros. Para los fanáticos de los Simpson, sería algo así como el rol de Moe (de allí que lo asociara con "la taberna de Moe").

     Pero pensando en que todo esto tenía que ver con Jane Austen, la idea de un tabernero no me resultaba para nada compatible. ¿Cómo alguien podría sentirse un tabernero al entrar en el mundo ficticio de Austen? Además, me decía yo, en su ensayo sobre la autora, Mark Twain menciona al "barkeeper" como alguien que comparte el medio físico-temporal, es decir, el salón de ingreso y de baile, con el resto de los personajes de alta estirpe que concurren a las reuniones sociales en las novelas de Jane Austen. Un tabernero jamás podría estar presente en semejante tipo de reuniones, ni siquiera como intruso aparece uno en las novelas de Austen.

     Entonces empecé a rebuscármelas y a pensar que "barkeeper" podría haber tenido alguna otra definición en el siglo XVIII y que no tenía por qué coincidir con la actual: pensé que se podría haber referido al tipo de personal doméstico que integraría la servidumbre de las casas de familias adineradas de la élite terrateniente inglesa. Empecinada con proporcionar una traducción si no del todo precisa por lo menos no errónea, por un tiempo dejé como provisoria la palabra "camarero". Me imaginaba que "barkeeper" era esa especie de camarero que va ofreciendo bebidas en las reuniones a las que Elizabeth Bennet o Catherine Morland o Fanny Price accedían solo porque sus parientes más ricos o con conexiones privilegiadas en los círculos sociales más altos habían sido invitados.

     Pero "camarero" me sonaba terrible, no cuajaba. Mi único consuelo para tomar el término como provisoriamente válido había sido el diccionario de la RAE, pero en realidad, me di cuenta de que no me convencía, de que estaba dejando "camarero" para no escribir la palabra "tabernero".

     Pasó un tiempo y a medida que avanzaba en la traducción, investigaba aquí y buscaba allá, caí en la cuenta de que al decir "barkeeper" Mark Twain no pudo haber querido decir ni "mozo" ni "camarero" ni referirse a los "criados" de una familia rica ni nada por el estilo. ¡La confusión me la había generado yo misma!

     Resulta que la figura del tabernero aparece miles de millones de veces en la ficción de Mark Twain, sobre todo en Life on the Mississippi. Es más, en algunas fuentes hasta se sugiere que el autor trabajó como tabernero durante sus años como navegante de ríos y mares, y de hecho existen algunas "teorías" sobre su seudónimo que refieren a las veces que Samuel Langhorne Clemens (o "Mark Twain") dialogaba con el t a b e r n e r o a la hora de pedir un trago en su época más salvaje en el Oeste. Claro que todo este contexto previo me había estado faltando, detalle para nada menor.

     Así que "barkeeper" jamás debió haberme presentado ningún problema. Lo que sucedió fue que, en mi afán por asociar todos los argumentos con mi querida Jane, olvidé que estaba traduciendo también a Twain, a lo que Twain había observado de Austen, y a lo que Auerbach había decidido transmitirnos en su ensayo. No obstante, recuperé mi visión enseguida, y di nuevamente con "tabernero" sin querer queriendo: "barkeeper" no es criado ni camarero ni mozo ni sirviente, nunca lo fue en acepciones arcaicas del término ni lo es hoy en día ni siquiera en este contexto.

     La aventura continúa, el trayecto recorrido duró cuatro meses, con idas y vueltas sobre la traducción y también sobre la investigación que cada vez que parecía terminada se reanudaba ante la aparición de un nuevo desafío. Pero la experiencia fue y es maravillosa, y el trabajo tan arduo como placentero. 

     Para acercarse a la traducción del ensayo de Emily Auerbach A Barkeeper Entering the Kingdom of Heaven.../Un tabernero adentrándose en el Reino del Cielo..., haga clic en el siguiente enlace:
http://dearticulosyrevisiones.blogspot.com/search/label/E.%20AUERBACH%20PROJECT%2FPROYECTO%20E.%20AUERBACH

O bien busque la pestaña "E. Auerbach Project/Proyecto E. Auerbach" en dearticulosyrevisiones.blogspot.com. Eat & Enjoy!◘◘◘



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